Entrevista con Anna, a cargo de 2 becarias Erasmus+ en un Centro Ecuestre en Barcelona
Las tareas asignadas a las aprendices
Las alumnas en prácticas tuvieron la oportunidad de trabajar con los maestros de cuadra limpiando los boxes de los caballos, que fue la primera tarea que se les confió.
Pudieron tener una relación realmente estrecha con los caballos. Además de limpiar los establos, alimentaron, cepillaron y entrenaron a los caballos. Por último, tuvieron la oportunidad de dar un paseo a caballo por las alturas de Barcelona.
Conocimiento mutuo entre las becarias y su tutora
Las alumnas pudieron aportar conocimientos que ya habían adquirido, pero también aprender nuevas técnicas diferentes de las que se enseñan en Francia. Fue una experiencia muy enriquecedora para ambas partes, ya que sus formas de trabajar eran diferentes y cada una pudo aportar sus conocimientos a los demás.
El progreso de los aprendices y la barrera del idioma
La barrera del idioma fue un obstáculo, ya que los aprendices sólo hablaban francés, mientras que los empleados hablaban español o inglés. Sin embargo, las herramientas tecnológicas facilitaron la comunicación entre el tutor y las aprendices, especialmente a través de Google Translate. Un empleado francófono también ayudó con la traducción cuando hubo dificultades.
Al fin y al cabo, esto es lo que supone la movilidad: aventurarse con pocos conocimientos lingüísticos y, al final, vivir una experiencia enriquecedora tanto personal como profesionalmente.
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